domingo, 14 de abril de 2013

Ensoñación 19ª - Presa como la montaña


Yukino - Supe desde el primer momento en que divisé la negrura de esos ojos almendrados tuyos, que van más allá de esta rectangular rejilla que me separa de vosotros, que me perforan el alma y que con una mínima cantidad de esfuerzo extra cercenarían mi carne con la mayor y más implacable dulzura... supe que éramos y somos el uno para el otro. ¡Ay~! Me siento en éxtasis con solo mirarte. Me siento llena con solo sentirte contemplarme. ¡Cuánta atención, cuánto interés! Podría derretirme. Estimulas mi ¡ligerísima! faceta cursi, porque eres... sois absolutamente adorables.

Sé lo que estás pensando: he sentido esto mismo en infinidad de ocasiones hacia diversos... ¡shh, ch! No por ello deja de ser sincero e intenso afecto el que me inunda. ¡Oh, pero qué buen chico eres! ¡Tú, tú y tú! ¡Simpaticón! ¡Bésame, bésame! ¿Dónde? ¡Dónde tú quieras! Soy toda tuya y toda vuestra desde el primer contacto visual. ¡Mu, mu! ¡Mmm~♥! ¡No hay nada más hermoso que tú y que vosotros! Salvo quien espera en casa a que cumpla la totalidad de mi condena. ¡Os quiero a todos! Oh, oh, no seas malvado, que sé que para ti es imposible: no quieras acapararme. Pasaré mis manos por todo tu cuerpecito y te mimaré hasta dejarte satisfecho, pero no vayas a irte de la lengua, de esta larga, rosada y cariñosa lengua que tienes, con mi compañero de celda, que bastante tiene que compartirme el bondadoso. ¿Tú también me quieres? ¿Mucho? ¿Mucho? ¿¡Mucho?! ¡Qué pelo tan precioso! ¡Qué orejas tan sensibles! ¡Qué cuello tan robusto y espléndido!

Policía A - [Pasándolo francamente mal] Basta...

Y - ¡Ahh, compañero de presidio, vecinos míos de esta cárcel tremenda e implacable que insiste en torturarme ofreciendo a mis sentidos el goce de veros, de verte, para luego negarme la satisfacción de masajearte a ti-ti-ti~☆ de los pies a la cabeza! Soy tan desdichada... ¡Ay! ¡Ay de mí! Crean normas absurdas con el único fin de incordiarme.

Policía A - ¡Te arrearé con la porra!

Y - He aquí el incordio personificado. Hasta los reos tienen derecho a un paseo, ¿te importa dejar de importunarnos, carcelero? ¿Acaso no ves que estamos recreándonos en este nuestro recíproco amor mutuo y redundante que muy probablemente jamás conocerás? Mm~. [Baja los párpados hasta llegar a media pupila a la par que dibuja una sonrisilla petulante dedicada (con toda el alma) al receptor policial A] ¿Estás celoso de mí? No me extraña...

Policía A - [Porra en ristre] ¡¡Te lo juro!!

¡Qué tortura estoy padeciendo!

Y - A pesar de todas las penalidades, rejillas de acero y dispositivos electrificados, este drama de carcelero no es ni remotamente capaz de separarnos a ti y a mí. ¡Porque yo soy...!

Porrazo (literal)

Y - [Rendida en el suelo, con la frente roja, atendida por las lenguas de trece oficiales perrunos por turnos, y los ojos bien abiertos] No soy lo suficientemente fuerte para luchar por tu amor en estas condiciones.

Policía A - [Empapado en sudor] ¡Vuelve a tu celda!

Y - ¡Tendrás que llevarme a cuestas!

Policía A - ¡Pero si te he visto sobreponerte a cosas pe...!

Y - ¡Bruto, bruto! ¡Brutalidad policial! >º<

Policía A - ... [...]

¡Regreso a la mansión de enrejadas paredes!

Policía B - [Leyendo el periódico cómodamente sentado en su silla de oficina, con pies y estiradas piernas reposando sobre la mesa y una oreja ocupada con el teléfono] ¿Qué tal ha ido?

Y - [Agarrada a su espalda, su pecho, ¡su tronco completo! como un koala con brazos, manos y dedos muy largos] ¡Hola! ¡Gran celador!

Policía A - [Con lágrimas en los ojos] Finalmente comprendo por qué el cuerpo de agentes de la ley de su barrio lo pasa todo por alto.

Policía B - Como siempre, entonces... [Vuelta a la lectura]

Y - ¿Sabes? A lo largo de estos días que llevo presa he observado que vosotros dos os lleváis bien. Muy bien. Endiabladamente bien. ¿Qué se cuece por aquí~...? =¬=*

Policía A - ¡Y-y-yo...! [Nota el aliento en su oído] ¡Ugh...!

Y - Derramar lágrimas por unas cuantas palabras y un insignificante abrazo versión cuerpo entero (extremidades entrelazadas incluidas) de duración indefinida... definitivamente eres el pasivo. ¡En toda relación! Aunque no me desagrada en absoluto ver a esas lágrimas recorrer tus calientes mejillas desde este ángulo. Para ser un secundario, no estás nada mal. ¿Y si te pellizco aquí y allí? ¿Y si muerdo esta nuca que grita el nombre de mis muelas?

Policía A - ¡¡No puedo más!!

Policía B - [Pasa la página] Vuelves a tener visita, señorita.

Y - ¡Ah! ¿Me has traído manzanas, queri...?

Yui - [En posición de espera en los asientos de la entrada, con cara de cachorrito obediente] Pues no te he traído...

Y - [Estirando y girando el cuello como buenamente puede para verlo] ¡!

Yui - ¡!

Y - [Trepando]

Policía A - ¡Ahhh! ¡Quítamela, quítamelaaa!

Y - [Hasta apoyar la barbilla sobre la coronilla ajena y los brazos en los hombros de hombre, no sin antes rodear el cuello del escandaloso con su abrazo de koala pesado] ¿¡Qué haces tú aquí?!

Yui - ¿¡Qué haces tú en una perrera de perros policía?!

Policía B - [A eso contesta él] ...

Pasaron cosas...

Y - ¡Oh, por favor, aquello fue enteramente culpa de Ace!

Yui - ¿¡Qué ha pasado con la ropa en esta imagen memorísticamente retrospectiva?!

Y - Por eso, entre otras cosas, no quería que me encontrases tan pronto. =^=···

Policía B - Las cárceles humanas no son adecuadas para ella...

Y - [Desvía la mirada] A eso, celador mío, se lo llama "tener contactos". [Rubor sin sentido no exento de una incomprensible satisfacción personal] No es que me avergüence, pero nadie tenía por qué saberlo.

Policía A - [Desolación] Conseguí lo que pretendía, que era encerrar a esta bruja desgraciada, pero no estoy del todo conforme...

Policía B - [...]

Yui - ¡Hurra por ti, Yuki-sensei, has vuelto a conseguir desmoronar la moral de tu captor! [Y de la gente de su alrededor] Si supieras qué angustia cuando supe que te habían detenido en extrañas circunstancia... espera, ¡no te dejarías detener! ¡Sensei, por el amor del cielo, que si lo que querías era ver uniformes yo te podía coser los que quisieras!

Y - ¿¡Dónde está Aoi?!

Yui - [Desmoralizado] Yuki-sen...

Policía B - [En pie]

Y - Lo han detenido por exhibicionismo puro y duro, ¿verdad? ¡Cómo has podido!

Yui - ¿¡Yo?!

Policía B - [Caminando]

Y - ¡Permitir que entrara en una comisaría con el traje con el que nació! No me esperaba de ti tamaña negligencia fraterna, no. No, no, no.

Yui - ¡Pero sensei, si yo todavía no he contestado nada!

Y - Si es que estamos en primavera y la sangre se altera...

Policía B - [Abre "el calabozo"]

Nánana - Je, je~. ¿Me he perdido una conversación dura? [Entrando con una cesta y toda la emoción que expresa el rubor incandescente de un rostro tan ¡extremadamente! femenino, hecha todo sonrisas subidas]

Y - [¡Alegría!] ¡Nánana! [Muerta de risa] ¡Juff! I-incluso el narrador se ha sumado a la lista de opiniones sobre tu sobrada feminidad...

Nánana - [Tensa sonrisa sempiterna] ¡Qué cruz llevo!

Yui - Me encantan tus extremadamente cálidas bienvenidas, sensei. ╥w╥

Nánana - Cachorrita, cachorrita... Si te diera la cesta, ¿me facilitarías la información pura?

Y - ¿Y qué harías con dicha información? Dudo que tu cuerpo sea capaz de llevar a cabo esfuerzo semejante.

Ace de Corazones - ¡Antes voy yo!

Yui y Nánana - ¡¡AH!!/Estás solicitada.

Y - Tengo las manos ocupadas, A... ¿qué haces? Atrevido. ¿Acaso te he dado permiso para tocar mis juguetes y no me acuerdo? Quita tus zarpas de encima, este agente es mío y del celador.

Policía A - [Respingo]

Ace de ♥² - [¡Ja, ja, ja!] ¡Dime que no, dime que no!

Y - ¡Ep! ¿Qué te acabo de decir? ¡Qué pervertido! ¿Quién te crees que eres para agarrarlo así, por los hombros? ¿No te das cuenta de que este pequeño carcelero no es apto más que para soportar una muy determinada cantidad de peso? No. ¡No! ¡Mírame bien, abre esos persistentes ojos entrecerrados! Para. ¡Que pares! Caminar marcha atrás es contraproducente y mi espalda ya está contra la pared. No te rías. No es que esté temblando, sencillamente llevo mucho tiempo colgada a su espalda. ¡Arr! Fuf. ¿Pretendes obligarme a contemplarte con todo el frío desprecio del que soy capaz, celoso, lamentable granuja?

Ace - ¡Bribona!

Y - ¡Miserable!

Nánana - Cachorrita...

Yui - [Llorando mares] ¿Por qué os lleváis tan bien...? ╥﹏╥

Policía A - [Acompañándolo en el sentimiento]

Ace - [Destello]

¡PAF! ¡POM! ¡POCÓN!

Policía A y Y - ¡Ah! ¡Ah! ¡OOH!
¡POF!

Policía A y Y - [Medio muertos en el suelo uno junto a otro]

Yui - ¡AH, AH...! [Manos a la cabeza y... revelación] ¿Y si me la llevara ahora con un poco de discreción...?

Ace - ¡Ja, ja, ja! [Recogiéndola y llevándosela bajo el brazo como un saco de patatas] ¡Por fin te has soltado!

Y - ¡Ah...! Uh...

Yui - ¡Sensei!

Y - ¡Álejate! ¡Fus, fus! [Ahuyentándolo agitando brazo para, acto seguido, llevarse la diestra a la sien que corresponde] Uuuh... qué dolor de cabeza, que mal sabor de boca. ¡Igh! ¡Está goteando! Agh... este balanceo de mis piernas en el aire, esta posición, este sopor inevitable... qué recuerdos tan horrorosos. Se ha repetido demasiado pronto, pero por mucha que sea tu insistencia no hablaré de ello. En ocasiones eres todo un romántico de lo extremo con sangre salpicando.

Yui - Sensei, no te sonrojes, por favor te lo pido...

Y - Parece que no soy la única coloreando el insulso tono predominante de esta penitenciaría improvisada con el tinte de mi vida, ¿eh?

Yui - [Instintivamente, se lleva la mano a las fosas nasales. Lo cual conlleva que se empape de algo pegajoso, ¡uy!]

Ace - ¡Ja, ja, ja, desvergonzados! [Penetra en la celda]

Nánana - [Introduce discretamente la cesta con un empujón del pie]

Policía A - [Incorporándose] Voy a echarme un rato...

Ace - ¡Te dejo caer!

Y - [Saco de patatas arrojado] ¡Ay!

Policía B - [Cierra la jaula] Tómate tu tiempo. [Y vuelve a su posición con periódico y teléfono]

Y - Ugh, mi espalda, ¡mi estómago...! Está bastante bien a pesar de haber padecido en mi vientre el ataque de los omoplatos del carcelero. Hum. Qué sentimiento de insatisfacción. Tst, ¡poco propio de ti, un trabajo tan simple! La próxima vez pídeme que me baje.

Ace - ¡No!

Nánana - [Carraspea]

Y - Suerte que has llegado, Nánana, ¡de no ser por ti me habría quedado sin existencias! Este carcelero no me proporciona ni los bienes materiales más básicos. [Se incorpora a su vez, se acicala y, arreglada, se sienta en el sillón de presa de perrera para después, apoyada en su cojín, acercarse la cesta. Para mayor perfección, seca los rastros de la a pesar de todo siempre hermosa hemorragia bucal]

¡Qué maltrato sufro...!

Y - ¡Te voy a hacer un jersey para este verano, Ace!

Ace - [Con lana entre los dedos] ¡Ja, ja, ja! Cada día te esfuerzas más en eliminarme.

Nánana - [Carraspeo, segundo intento]

Y - En alguna cárcel, seguramente.

Nánana - Ha sido un placer venir a verte~. [Se marcha por la puerta grande]

Policías - [Envidiándola]

Yui - [Pegado a la rejilla] Yuki-sen, esto no tiene sentido...

Y - ¡Semejante consideración no es si no discriminación! Desde que el mundo es mundo y en él habitan agentes de la ley extravagantes como ellos solos, de la misma forma que existen multitud de perros policía, también existen cocodrilos, ardillas, hámsters, cochinillos, gatos y loros policía. *^*

Yui - ¿Y conejos?

Y - No, los conejos son inútiles para ese tipo de menesteres: este me siguió desde casa. =^=

Conejo - [Indignado]

Y - Pero discúlpame, Yui, debería callarme y escucharte. ¿Qué tienes que decirme?

Yui - [Shock hondo, traumático, shock que resquebraja la conciencia misma. ¿¡El encierro la ha vuelto buena persona?!]

Y - [Afable risilla] Oh, ni mucho menos, es el contacto animal el que me suaviza.

Yui - En realidad, prefiero que hables sin parar. No me gusta que estés callada.

PolicíasY y Ace - ¡Inconcebible!/¡Ja, ja, ja, ja, ja!

Yui - ...nadie planea un asesinato en voz alta.

Y - Soy la refutación viviente a esa afirmación tan absurda. ¿Cómo me has encontrado?

Yui - No me ha sido fácil perdido en ese monte dejado de la mano de Dios con todos mis rivales, gracias. ¿¡Tienes idea de cuánto he sufrido con...?!

Y - ¡Jumf, me lo imagino! El sombrerero todavía debe de estar recorriéndose esta mi Barcelona entera. ¡Jo, jo, jo...!

Ace - ¡Ja, ja, ja!

Policía B - Ja, ja, ja...

Y - Ni lo intentes, celador B, no sirves para esto.

Yui - ¿¡Y por qué estás en una perrera?!

Policía B, Ace y Y - Pasaron cosas...

Yui - ¡A parte de eso!

Y - Sinceramente, ¿crees que el pequeño detalle de que alguien, unos cuantos o una institución guarden la intención de esa cosa tan abstracta a la que denominan "hacer justicia" con nosotros puede aspirar a encerrarnos o siquiera separarnos sin que estemos de acuerdo con ello?

Yui - Me da una rabia...

Y - Tú lo has dicho: ¡por supuesto que no! De modo que era inevitable llegar a la conclusión de transigir y de que cumplir condena para nosotros sería cumplir con una cita salvaje de presidio. La última Ensoñación se la dediqué al sombrero, ¡Ace hacía tiempo que no aparecía! Pero es tremendamente frustrante narrarle mis anécdotas de los últimos meses. Te lo demostraré. *^*

Yui - ¡No hace falta! ¡No, no le mires a los ojos...!

Y - [Mirándolos fijamente] ...es imposible.

Ace - [Como mucho se entrevén entre párpado y párpado] ¡Ja, ja, ja! ¡Mala mujer!

Y - [El germen SS se propaga...] Ha llegado la primavera.

¡Que la sangre altera!

Y - Y, con ella, el calor soportable. Las plantas han adquirido el colorido de la estación, cada rama de los árboles de mi calle ha florecido, sus pétalos de color rosa llenan las aceras... e incluso los árboles desnudos de los que mis amigas de siempre, Bestia Parda y Smile, se burlaban la semana pasada dado que los pobres desgraciados habían tenido la desfachatez de persistir en su nudismo a pesar de haber pasado ya el equinoccio de primavera se han revestido de una espesa verdura sorprendente cuanto menos.

Ace - ¡Ja, ja, ja!

Y - Quizá lo habitual sería que me envolviera una agradable sensación de paz, pero, personalmente, la bipolaridad de la temperatura ambiente me pone de los nervios. Por la mañana frío, por la tarde calor, ¡de repente! ni frío ni calor... ¡No sé qué ponerme! Sin embargo, no hay mal que por bien no venga: finalmente puedo llevar mis vestidos y dejarme la melena suelta. Incluso Bestia Parda me piropeó a su manera (es decir, atribuyó la sorpresa a la luz del día) al verme con mi vestido marrón de flores bordadas a juego con el susodicho color.

No esperaba que dejarme el pelo suelto me complaciera, ya que me ha crecido en demasía y mantener esta longitud en ocasiones me resulta agobiante. Planeaba cortármelo a media melena esta Semana Santa, pero Smile insistió, suplicó y me amenazó tantísimo y fue tan secundada por todo el mundo que he terminado por aceptarlo. De todas formas, dejarlo como está sigue siendo más cómodo que ir una hora o dos a la peluquería.

El viernes esta amiga mía recién mencionada me hizo una trenza preciosa y efímera como la fruta (según sus palabras, porque tengo el cabello muy sedoso y se le escabullía de entre los dedos cuando intentaba sujetarlo todo). Me sorprendió lo placentero de notar este cabello mío ondear ligeramente al viento. Supongo que había olvidado la parte positiva de llevarlo largo.

Ace - ¡Ja, ja, ja!

Y - Por otra parte, debo decir que será un alivio perder de vista las lluvias con el cambio de estación. En Barcelona no llueve mucho, pero mis ya más que mencionadas amigas y una servidora llevamos una temporada de suerte tan extremadamente favorable que cada viernes que quedábamos llovía a cántaros.

Empezaba a pensar que un ente superior como la Fortuna en la que, supersticiosa de mí, creo, nos estaba enviando indirectas de lo más insistentes. Imagínate mi contento al ver el cielo azul de estos últimos días, libre de toda nube. Pasear a mi perro sobre suelo mojado era una tortura bastante pesada, agradezco sinceramente esta gracia divina que es el buen tiempo.

Ace - ¡Ja, ja, ja!

Y - Asimismo, la sequedad ambiente me proporciona cierta seguridad respecto a mi salud. La primera semana de este segundo cuatrimestre en el que estoy inmersa... ¡oh, sí, porque hace meses que empecé, a mediados de febrero! ¡Hasta he llevado a cabo unos cuantos exámenes y mañana tengo otro!

No te preocupes, me ha ido bien, no te aburriré con los detalles esta vez. Este cuatrimestre tres de mis asignaturas son nuevas: Teatro de la Edad de Oro (española, por supuesto), Realismo y Naturalismo (edad de plata) y Morfología y Lexicología. Salvo la última de ellas, todas me gustan mucho. Sobre las otras dos, Gramática Descriptiva y Español de América, solo puedo decir que la segunda continúa siendo como de costumbre y la primera ha resultado, con el cambio de profesor, como si fuera de las nuevas.

Prosiguiendo... la primera semana caí presa de una enfermedad desconocida, y digo desconocida porque no me molesté en gastar las ínfimas energías que conservaba para ser consciente de mi agonía en averiguarlo. Quizá fuera gripe, quizá otra cosa... el caso es que perdí el control de este organismo llamado cuerpo que se supone ha de obedecerme. El miércoles de madrugada me sorprendí con fiebre. Sabía que era fiebre, porque mi cuerpo tiritaba de la misma forma que lo hacía en mi infancia. Recuerdo bien la hora, las tres de la mañana, puesto que intenté por todos los medios ignorar la dichosa temperatura y volver a dormirme.

Cuando era pequeña solía estar siempre muy enferma, de modo que la fuerza de la costumbre me hacía intuir una mejora progresiva con el tiempo del que disponía hasta la hora en que debía marcharme. No obstante, dar vueltas en la cama y sufrir las pesadillas de la duermevela no me llevaba a ninguna parte, por lo que con mucho pesar y malestar fui en busca de alguna pastilla, algún fármaco que me calmara... y fui descubierta. ¡Por eso no quería levantarme! Af. Se me ordenó explícitamente que no fuera a la universidad ese día. Sin embargo, puesto que me encontraba mejor a la hora que se suponía debía salir e ir al metro y por la parte paterna no obtuve una respuesta rotunda a mi pregunta, delatora de mi imperiosa necesidad por otra orden que me librara de mi indecisión y la necesidad de escoger por mí misma, terminé yendo a las clases.

¡Qué gran error!

Durante la mayor parte del tiempo no hubo problema, pero en el momento en el que llegó la última media hora... ¡qué delicada, qué débil, en qué poquita cosa me convertí! Me transformé en la niña pequeña que una vez fui. También había olvidado esa sensación, hacía un año entero que no enfermaba de semejante forma y, tonta de mí, me enorgullecía de ello.

Candy, mi compañera, aseguró que me veía más pálida de lo normal. Y yo: "¿¡Más todavía?!". Ella: "No, hum... ¡estás amarillenta!". Y, cómo no, dado que ni en las peores condiciones podría dejar pasar una mala broma sin dejar de ser yo misma, contesté: "¿¡Soy china?!". Debí alcanzar tonalizades fúnebres aquel día prácticamente remoto. Comencé a tiritar tal y como lo había hecho aquella mañana, quise abrigarme... solo faltaban diez minutos para huir y volver a casa, el abrigo era una utopía entonces, imposible de colocar sin perder la dignidad y un párrafo de apuntes.

Temblé nueve minutos más y entonces... entonces me fui derecha al metro con mi compañero José... ¡el muy idiota! ¿¡No estaba yo para el arrastre?! ¿¡A qué venía hablar precisamente en aquel mal momento de incertidumbre vital en el que me preguntaba si aguantaría la media hora que iba a tardar en llegar y abrir la puerta de mi hogar de lo perfecto que estaba él cuando enfermaba?! ¡Insensible! ¡Egocéntrico de las narices!

Conseguí internarme en la boca medio iluminada del metro sin lanzarle cuatro frescas bien merecidas al muy desgraciado (aunque ahora nos llevamos bien, juro por Dios que lo habría arrojado a la primera alcantarilla que hubiera visto). Entré, no sé muy bien cómo, en la primera máquina infernal que llegó y me coloqué en una esquina, abrigada, temblorosa, mareada... procuré en todo momento no llamar la atención, porque, aunque sé que son innecesarias las explicaciones, soy una mujer de contrastes y a pesar de lo que parezca la vergüenza me domina para según qué... quizá para la mayoría de las cosas que no sean hablar de yaoi en público (con mis allegados o cualquiera al que coja un mínimo de confianza me crezco en desvergüenza, ay, señor), pero en cierto momento me sobrevino una especie de ataque difícil de calificar en el que el mundo se me vino encima.

El pecho se me llenó de una sensación de agobio inaguantable, una presión inefable. La respiración se me cortó y comencé, en silencio, a respirar con fuerza. No pude controlarme: me llevé la mano al pecho y la aplasté contra él, aspiré cuanto oxígeno hubiera alrededor, mi vista se nubló por unos instantes que no logré encasillar en una cantidad temporal concreta...

Abrí mucho los ojos, cuanto pude, porque solo conseguía atisbar fragmentos de lo que sucedía a mi alrededor y mi campo visual se volvía negro y fragmentado. Me asusté mucho, pero no articulé un solo sonido. Era como si se acabara el mundo, pero tenía la esperanza de que se pasara, como tantos otros momentos en la vida en los que gozo o sufrimiento parecen eternos y terminan desvaneciéndose con el paso de los minutos. Tenía la seguridad de que esperando, aunque no me lo pareciera... ¡la cabeza! La cabeza era un caso a parte. Mientras esperaba no pude evitar hacer algo, lo que fuera para intentar calmarme o distraerme, fue un acto inconsciente: balanceé y agité mi cabeza hacia delante y hacia atrás, hacia los lados, la mitad superior de mi cuerpo se agachó como si quisiera hacer una reverencia...

Fue en ese momento cuando un señor del que únicamente pude oír su voz, cuya cara ni siquiera pude ver, quizá hispanoamericano, me dijo: "Señora, siéntese ahí". "Señora", "señora", "señora"... Estaba tan sumamente agradecida por aquel acto de caridad que pasé por alto ese "señora". Ejem, ¡que tengo veinte años! ¡Soy una señorita!

No le di la mayor importancia y me senté en uno de los asientos vacíos con las manos en el pecho y los ojos bien cerrados, intentando tranquilizar esa especie de ataque. Mirándolo en retrospectiva, los pasajeros debían de pensar que tenía algo contagioso y terminal, porque me parece que, si había alguien en el asiento contiguo, se levantó poco después de sentarme. Lo que sí recuerdo claro como la luz del día es que nadie más tuvo el valor de sentarse alrededor de donde estaba mientras estuve ahí sentada.

¡Fueron días duros!

Y - Cuando lo viví lo pasé francamente mal. Sin embargo, he de decir que es un recuerdo bastante dulce a pesar de todo. Quizá sea porque, al fin y al cabo, soy...

Ace - ¡Masoquista!

Y - Sí... Al llegar a mi dulce, dulce y cálido hogar, me zambullí en la cama con una manta y temblé allí hasta que llegó mi familia. El resto... digamos que estuve indispuesta y, como bien sabes, eso tuvo sus repercusiones en la elaboración de entradas. Por supuesto, a la mañana siguiente me perdí todas las clases. Fueron tres días de subida y tres de bajada eternos en los que me sentí morir y permanecí aturdida, débil y sin fuerzas por la fiebre, las tiritonas y el oscilante cambio de temperatura corporal.

No me cuesta evocar las horas vacías en las que, medio tumbada, medio incorporada para no ahogarme con la tos que se apoderó de mi garganta los días de bajada y que perduró dos o tres semanas más (no me deshice de ella por completo hasta hace relativamente poco), sin poder moverme, me perdía en la propia perdición de mi mirada perdida. El techo es lo más aburrido del universo, lo digo con sinceridad.

Aunque no todo fue malo. En los ratos de descanso de la enfermedad avancé mucho con la lectura de La Regenta. Por otra parte, pese a que sufrí lo obligado en estas situaciones, me sentí inmensamente feliz porque todos me prestaban mucha atención. Es natural, ya que...

Ace - ¡Ja, ja, ja! ¡Eres un perro!

Y - Sí... Me costó recuperarme dado que, cuando me enfermo de veras, pierdo el apetito por entero y no hay forma de que coma lo más mínimo. Estuve, si no recuerdo mal, unos cuatro días sin admitir otra cosa que no fuera zumo de naranja o caldo bebido. Pero me recuperé lo suficiente como para volver a asistir a la universidad. Con el esfuerzo de mucha espera, pero lo hice. Me volví aún más precavida de lo que ya era y comencé a llevarme botellas de agua y pastillas de botiquín por si recaía y... ¡vuelta al redil estudiantil! El problema era que la tos no se iba.

¡Qué escándalos en clase! La tos sería infinitamente más soportable si tuviera la decencia de ser discreta. ¡Pero no...! Lo peor de todo fue que tres de cinco de mis profesores acabaron dirigiéndome algunas palabras de entrecomillado "apoyo" que me azoraron por entero. ¡Qué vergüenza!

Para más inri, en Realismo y Naturalismo sufrí tal ataque de tos que mi compañera Claudia, según palabras textuales, llegó un momento en el que ya no podía ni tomar apuntes y pensaba "¡pobrecilla!" y la profesora terminó exclamando: "¡Por el amor de Dios, que alguien le dé un caramelo, que se está muriendo!". O algo de dicha índole. Yo estaba sentada en la tercera fila más alta de la clase (las filas de mesas de esa sala en particular están colocadas en unos grandes escalones que suben como las escaleras, por el bien de la acústica)... y vi cómo todas esas cabezas que segundos antes exhibían sus nucas en el frenesí de dar uso al bolígrafo se levantaban, se giraban y se convertían en cientos de ojos que me miraban fijamente. Surgieron manos de no se sabe dónde ofreciéndome caramelos y botellas de agua.

Francamente, qué momento más incómodo: habría preferido que me ignorarán. A Dios gracias que terminé curándome aunque fuera con la celeridad de un caracol encogido por la sal o de una tortuga coja. Parece que la gente cree a pies juntillas que los ataques de tos se curan por arte de magia e inmediatamente cuando una se toma un caramelito y/o bebe agua. ¡No! ¡Maldita sea, es algo gradual, como todo en esta vida, las cosas no empiezan y terminan porque sí en cuestión de microsegundos!

Oh, oh, no me mires así, ya sé lo irónico que te resulta que recuerde con dulzura momentos de puro padecimiento y que sienta rechazo hacia ese acto no tan desinteresado por mi bienestar. No obstante, me conmovió que una de mis compañeras cuyo nombre coincide con el verdadero de Bestia Parda se preocupara tanto por mí. No pude evitar las comparaciones...

Ace - ¡Ja, ja, ja!

Y - Me alegra comprobar una vez más el contento que desencadena mi relativa congoja en tu persona, oh, compasivo. ¿Ves qué frustrante?

Yui - Sí, Yuki-sen, pero...

Y - [Mano arriba en posición chitón] Todavía no he acabado. Una semana después de todo esto quedé con mis amigas. Otro error garrafal: llovió ese día. Si es que el cielo me odia. ¡Por Dios, pido un viernes despejado, solo uno! O dos, que el primero ya lo he gastado.

El caso es que aquel día entré por la puerta en el cuarto de Smile y la saludé como una persona normal con un hilo de voz. ¡Horror! ¡Servidora nunca saluda como una persona normal! Soy una efusiva que entra exclamando "¡Smiiile!" y se tira encima de la susodicha para abrazarla hasta ahogarla, romperle tres o cuatro huesos o ser abofeteada (adivinad cuál triunfa). Smile estaba tan asombrada que representó unas actuaciones sublimes de mi persona entrando a saludar. La aplaudí hasta que me sobrevino el ataque de tos de rigor.

Cabe destacar lo que Bestia Parda y Smille destacaron: que soy una completa masoquista. ¡Jumf, exageradas! El caso es que, dado que, charlatana de mí, siempre soy la que lleva el peso de la conversación en el grupo, ese día no consentí que fuera diferente y desencadené una serie de carcajadas irreprimibles, puesto que si bien estaba a punto de ahogarme continuamente, persistía en mi empeño por hablar. Quizá sea cierto que estoy algo masoquista últimamente...

Ace - ¡Siempre!

Y - ¡Ah, y me he hecho famosa en la universidad! Y no por la tos. Desde la última semana antes de comenzar la Semana Santa, se me conoce en el círculo de estudiantes de filología hispánica como "la chica de los indios navajos". Por alguna razón, cuando inicio la anécdota de esta forma la gente imagina que he llevado navajas o tiene remotamente algo que ver con esa arma. ¡Nada, nada!

Estaba en la última clase de Teatro de la Edad de Oro previa al examen. La profesora había llegado tarde y, aunque se suponía que debíamos hablar sobre La Numancia de Cervantes, esta mujer... ¡esta mujer divaga mucho! Comenzó con Escipión, fue a Séneca, dio un rodeo con Orfeo y no sé cómo pero llegamos a los indios navajos. ¡Quedaba media hora! Yo ya estaba nerviosa porque esta mujer es muy dicharachera y se toma muchas confianzas que, no es que me disgusten, pero me dejan petrificada. Minutos antes me tenía medio abrazada porque se había puesto a contestar una pregunta a alguien que tenía justo detrás (no me imaginaba yo semejantes gajes de sentarse en la primera fila). Se me hace raro que alguien quiera abrazarme y encima lleve la iniciativa, ¡siempre soy yo y siempre es una lucha!

Alcé mi mano y dije lo siguiente: "Lo indios navajos y todo esto es muy interesante, pero es que queda media hora...". Explosión de consecuencias. La profesora comenzó a burlarse de mí, los estudiantes se rieron, me torturó con pullas diversas, alguien preguntó qué preguntas saldrían y ella dijo que las que había dicho pero que, como es muy coqueta, pondría una opcional, quién sabe... ¡sobre los indios navajos! Y ahí esa mujer me miró con descaro, me sacó la lengua y colocó sus manos abiertas a ambos lados de la cara, junto a las orejas, haciéndome burla. ¡Oh, fue divertido, fue inesperado!

¡Todo el mundo me tocó aquel día! José me abrazó para consolarme en un momento de despiste por mi parte, Claudia otro tanto (estaba en medio de los dos), la profe... ¡no, no diré nada!

Ah, ¡ah! Candy me defendió con una mirada de ira cuando yo no estaba presente porque en su grupo de Español de América, una chica entrada en carnes trajo a colación que dónde estaba "la de los indios navajos" cuando unas chicas querían preguntar sobre no sé qué examen al profesor. ¡Hum, me siento amada...!

Por último, diré que Bestia Parda se ha pasado un año entero pidiéndome que cambiara mi ladrillo de móvil por uno capaz de conectarse a Internet. En lugar de saludarme ya no digamos como una amiga, sino como una persona normal, me decía a diario, cada vez que me veía y en absolutamente cualquier momento en el que me pillara desprevenida o estuviéramos repentinamente en silencio: "Yukino, cómprate un móvil". Así, sin expresión ninguna ni exclamativos, ¡pero con vehemencia! Pero mi voluntad no cedía, no, ¡no, no!

Hará un mes llegó a tal la obsesión desesperada que comenzó a bombardearme con aplicaciones de juegos de citas y yaoi en inglés, su enemigo natural y mi instrumento de tortura para con ella.

Total, que tengo móvil nuevo. =¬=

Yui - Ya lo he captado, sensei, nadie subyuga tu voluntad: ¡pues vámonos!

Y - Pero no puedo salir cuando quiera.

Yui - ¡No me tomes el pelo con una carita tan seria, sensei! ¿¡Es que no te has percatado de que he estado presente de principio a fin?! ¡Entráis y salís cuando queréis!

Y - Estoy en una perrera: no puedo irme hasta que vengan a recogerme. =^=

Yui - ¿¡Qué?!

Policías - Si fuera por nosotros la condena se habría anulado la primera media hora del primer día.

Yui - ¡Estoy yo aquí, he venido, te busco y te recojo! ¡Vámonos!

Policía B - [Cuelga]

Y - No eres tú quien tiene que recogerme.

Yui - ¿Pero por qu...? Q^Q

Policía B - Ya está aquí. [Abre la celda]

Y - ¡Ah...! ♥

¡Mi entrenador! 

Ulquiorra - [Correa en mano] Nos retiramos: sígueme.

Y - [Correa puesta] Me paso la vida siguiendo a la gente~☆.

Yui - [o^o]

Ace - ¡Ja, ja, ja!

Yui - ...estoy muy triste.

Perro policía - ¡!

¡Oh!

Yui - [Shock]

Ace - ¡Ja, ja, ja! ¡El consuelo perruno es el único que vas a recibir!

Yui - Me siento mancillado...

4 comentarios:

  1. XD ¡Jajaja, pobre policiaA! ¿Pero porque te golpea siendo que tu solo querias demostrar tu profundo e interminable amor? u_u Yo siempre supe que ese policiaA sin duda era el uke, se le notaba a la millas.

    e_e Ohhh Yuki-chan, los examenes atacan de nuevo. Ahora no los de la escuela, sino la evaluacion ENLACE, ¡mah! Lo bueno de esto es que voy a perder tres dias de clase, ohh, me siento taaaaan mala.

    ¡¡¡Ehhh!!! ¡¿Como que los conejos no sirven para ser policias?! ¡Somos seres salvajes con una gran sed de sangre y hambrientos de lechuguita! e_é A que lo pusiste aproposito, ¿eh?

    Ace y sus profundos y complejos comentarios sobre la vida: Ja,ja,ja. XD

    ¡Yuki-chan fue temporalmente asiatica! Bueno, supongo que ese es nuestro destino como otakus.

    ¡Oooh! Ulquiorra, hace mucho tiempo que no lo veia por estos lares.

    XD La de los indios navajos, ¿eh?

    e_e Nee, hoy en clase de Filosofia el profe nos estaba diciendo que a nuestra edad normalmente tendemos a compenetrarnos mucho con a gente al grado que en las mujeres se convierte en algo biologico y tenemos la regla en los mismos dias, tambien nos dio a entender que hasta las mismas cosas les pasan. Lo que sucede es que tanto Kairi como yo nos hemos estado encontrando con el estupido aquel que me gustaba y es raro...

    Te lo digo, hoy me lo encontre muchisisisimas veces. Y cuando ibamos a la cafeteria de la prepa le dije a ella: "¿Kairi, podrias ver al pasillo? No quiero llevarme la sorpresa de que Fabian este cerca" ¡y dicho y hecho! Kairi llego a mi con un rostro afligido como diciendo "Si... Ya viene".

    Ese niño ya se obsesiono conmigo, y bueno, no te lo niego, a mi todavia me gusta un poco, pero no lo se, creo que me aburrio toda esta situacion.

    Ohh, ¿te enfermabas mucho de pequeña? ¡Igual yo! XD Mis alergias me dejaban muy fragil contra las enfermedades, lo bueno es que recibi tratamiento contra eso, ¡imaginate sino como estuviera ahora!

    ¡Bye bye Yuki-chan, creo que tuviste un dia divertido en la perrera XD!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Porque soy inaguantable, por eso. XD

      ¡Uf, te comprendo, Kiri-chan queridísima! Yo no tengo un descanso verdadero hasta que comiencen las vacaciones de verano. ¡Deberíamos llorar juntas! XD

      ¡Jo, jo, jo! Nunca lo sabrás. XD

      ¡Ese comentario es sublime, Kiri-chan! o>w<o

      Si eres más blanca que la cal como yo y encima te pones enferma, ¡te aseguro que sí! XD

      Hace tiempo que no hago una entrada de las que sale, eso es verdad. XD
      Quizá deba acosarlo un poco más. *^*

      Exactamente. ¿Qué opinas sobre ello? XD

      ¡Oh, sí, eso es cierto! Qué curiosa es la naturaleza femenina, ¿verdad? Armonizamos a un nivel muy profundo. Quién sabe, quizá el origen esté en la prehistoria, cuando se nos echaba del grupo en esos días del mes porque se nos consideraba sucias hasta que se nos pasara, para no estar solas. XD

      ¡Oh, oh, te está acosando entonces! ¿Y qué planeas hacer? Si te aburre mucho siempre puedes dejarle las cosas claras. XD

      ¿Hasta eso tenemos en común? ¡Qué cosas! Aunque también es cierto que en esa primera etapa de la vida muchos niños enferman muy a menudo. XD

      ¡Bye bye, Kiri-chan, espero que dicho día en la perrera te haya divertido, así como mis anécdotas! XD

      Eliminar
  2. XD Yo creo que eres adorable!

    ;_; Lloremos, Yuki-chan, lloremos. En una semana comienzan mis examenes reales.

    [Patada voladora] Te he dado una linda patada kawaii mientras traigo puesto mi bluson corto de color rosa! Debes decirmelo pues te he dado una linda imagen mental a cambio!

    Soy muy profunda, no puedo evitarlo~.

    XD Solia estar mucho muy blanca cuando era las pequeña, pero el fuerte sol de Mexico oscurecio ligeramente mi piel.

    Acosalo! Acosalo con tu ultima voluntad! [saca un sombrero y pistola].

    e_e Bueno, aunque me parece muy divertida la actitud de tu profe, creo que un docente deberia ser un poco mas serio con respecto a su tiempo de clase.

    Jajaja, crees que por eso vayamos de dos al baño? Bueno, como dato curioso. Una ve llegue temprano a la prepa porque ocupaba hacer algo y en el transcurso del tiempo que estuve ahi pude apreciar que los varios chicos del turno matutino iban de dos al baño de hombres!!!! Yaoi everywhere~.

    No lo se, pero lo ignorare, no planeo dirigirle la palabra a ese ser inferior.

    Jajaja, tienes razon! XD Actualmente yo soy muy muuuuy sana, pero las veces que me enfermo me la vivo en mi cama. Bueno, la verdad nunca me doy cuenta de que si estoy enferma, siempre me confundo con mis alergias, solo se que tengo gripe o algo cuando me estoy muriendo XD.

    Todos tus dias me divierten, mi querida Yuki-chan! XD Bye bye!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Porque estás tan mal de la cabeza como yo. XD
      Pero gracias por el cumplido. =///=

      ¡Toma un pañuelo, Kiri-chan, enjuguémonos las lágrimas la una a la otra hasta que se nos enrojezcan las mejillas! XD

      [Sangrando mucho, retorciéndose de rodillas con las manos en el estómago y sangrando muuucho, ¡mucho y por la boca!]
      No... no fue a propósito... @¬@
      Pero me alegra que te sintieras aludida. XD

      ¡Ser morena de piel también es bueno! Se te disimulan las heridas del diminuto pie, de esto y lo otro... XD

      ¿Eh? ¡Pero si no me estoy muriendo? Uh, una pistola. ¿Eh? ¿¡EH?! ⊙^⊙

      ¡Ajá! ¡Estás de acuerdo conmigo! òwo9

      ¡Oh, pues no lo había pensado! Quizá sí, o quizá sea para no perder conversación. XD
      Es verdad, ahora los hombres... los hombres... se parecen a nosotras. Y se gustan unos a otros. XDD
      Bromas aparte, con decirte que mi hermano tarda más en arreglarse que yo... XD

      Me encanta ese lado despreciativo tuyo. XDD <- porque también es malvada

      ¡Una vez más coincidimos! Las enfermedades de poca monta son difíciles de identificar en una misma, ¿verdad? XD

      ¡Porque me lees con buenos ojos! ¡Bye bye, luminosa Kiri-chan! XD

      Eliminar

Dame un comentario, dame dopamina (͡ ͡° ͜ ʖ ͡ ͡°)