Yukino - [Inmersa en un vaporoso éxtasis] Querido, has tenido una idea estupenda...
Voz de Yui - [Al otro lado del muro que separa la zona masculina de la femenina] ¿Ya te acuerdas de mí?
Y - Acabo de terminar una temporada alta de exámenes con extra de trabajos largos, un mes de estudio máximo desesperado completo que me ha impedido responder incluso a los comentarios de mis tan escasas como bienamadas comentadoras y un viaje de doce horas en coche (que si bien fue bastante ameno, también fue agotador) este pasado domingo para llegar a esta Andalucía en la que a día de hoy me encuentro. Viaje al que por cierto siguió una fiesta de bienvenida en el ático de mi tía Lali (Aurelia), aprovechando el final de la feria de Algeciras que se junta con la verbena de San Juan y se conmemora con fuegos artificiales, que duró desde las diez de la noche hasta la una de la madrugada, cuando acabaron los susodichos fuegos. No me hagas preguntas complicadas.
Voz (llorosa) de Yui - No estoy seguro de si te encuentras bien o no... ╥﹏╥
Y - Y fueron unos fuegos preciosos. Duraron alrededor de veinte minutos e iluminaron todo el cielo de luces de colores chispeantes cada uno de los segundos que llenaron con su hermosura efímera. ¡El gran final fue la mar de interesante! Lanzaron cohetes de un colorido repleto de oro que chillaban como si fueran patos de fuego y giraban en el aire hasta el último instante que les restaba antes de desaparecer. Formaron varias figuras: palmeras, rosas... Pero tengo un montón de anécdotas por contar pendientes por tu culpa, Yui, ¡de modo que no me voy a entretener con el pasado reciente!
Voz (colmada de emoción) de Yui - ¡Mi nombre!
Y - Hablando de ferias, yo fui a la feria de abril de Barcelona a principios de marzo con Bestia Parda, su hermana y dos primos suyos con sus respectivas novias. [Abanicándose] ¡Qué lástima que Smille no pudiera venir, se pasa media vida haciendo de traductora entre su familia y el médico u otros profesionales del estilo que atienden a alguno de sus miembros! No puedo imaginarme siquiera cuan imponente, colosal e insoportable fue su decepción al saber qué se había perdido. ¡Jo, jo, jo! Y es que ese día fue muy interesante, ¡porque nos detuvo la policía!
Yui - [Repentinamente encaramado al muro y con media pierna dentro de la zona femenina] ¡¿Qué?!
Y - Bien, ahora que he captado tu atención... Eh. Un segundo. [En pie] ¿Qué haces sin bañador?
Yui - Yuki-sensei, esto es un balneario: ¿qué haces tú con uno?
Y - [Contemplándolo con los ojos propios del ceño fruncido y el gesto de desprecio, desvía la mirada, la cabeza, mientras el foco de dramatismo de la última Ensoñación vuelve al ataque y a escena] No pienso respirar el mismo vapor que aspiran los contamidados pulmones de una copia barata de Aoi. [Manos/puños arriba y abajo, acompañando a la gesticulación] ¡Ya no eres la esposa a la que desposé...!
Yui - ¡No, no me digas eso!
Y - ¡Calla, calla! ¡No quiero oír una palabra más de ti, exhibicionista, indecente, pobre de bañadores!
Yui - ¡Sensei, puedo cambiarme...!
Y - Aunque, ahora que lo pienso detenidamente... =^=··· [Cayendo en la cuenta al procesar lo evidente] Yo no he desposado a ninguna esposa.
Yui - ¡Sensei, estás curada!
Y - [Odio]
Yui - [Traga]
Y - ¿Hasta tú me has engañado? Aprovechado... Ahora sí que no quiero ni verte. [Y así, metiendo sucesivamente un pie dentro y sacando otro del agua caliente y chapoteando en consecuencia, se va (a su ritmo) a bañarse a su propio cuarto alquilado]
Yui - El vapor te ha dado más lucidez de la necesaria...
Mientras tanto, en el pasillo...
Y - [Sale]
¿? - [Entra]
Y - [Gira la cabeza] ¿Esa no era...?
Voz de Nánana - ¡Uaaaah! ♥
Yui - ¡AAARGH!
...y poco después, en el baño privado de la pequeña habitación no tan privada de Yukino...
⊙^⊙
Y - ...
Húmedo Desconocido - . . .
Y - ...
HD - . . .
Y - ...los extras cada vez tenéis menos vergüenza.
Empleada del balneario nº1 - [Con trapos y en el suelo] ¡Señorita, háganos el favor de ponerse el albornoz cuando salga de los baños, o por lo menos las zapatillas, que solo con ir descalza me lo ha dejado todo moja... AY, DIOS!
Empleada nº2 - [Armada con una fregona] ¿Qué pasa, que ni friegas ni secas? ¡Uy...!
Empleada nº3 - [Con cojines en brazos] Sois tan escandalosas... Oh. OH.
E2 - No sé qué hacer...
E1 - ¿Por qué hemos entrado tan adentro en lugar de contentarnos con limpiar el pasillo, para empezar?
E3 - No seáis tontas e id marcha atrás hacia la puerta, despacito...
Y - ... [Siguiéndolas con la mirada]
E3 - [Cierra la puerta]
Y - [Mirando al húmedo desconocido]
HD - [Uf, qué situación]
Y - ¿Sabes qué, desconocido? He sacado un 8,82 de nota final en Gramática Descriptiva, un 7,35 en Español de América (¡gracias al cielo!) y un 8,2 en Morfología y Lexicología.
HD - [¡Le da igual!]
Y - ¿No te parece poco, hombre sin lengua? Había sacado dos nueves en las reseñas de esa última asignatura, pero debido a un simple siete en el ejercicio de lematización (que viene a ser "convertir las palabras en entradas del diccionario", por ejemplo, de niños > niño, -a), ¡me ha bajado a un ocho! ¡Tch! ¡Podría haber sacado más! [Abre un armario] Pero no me quejo. De lo que sí que me tendría que quejar es de mi examen de Teatro de la Edad de Oro.
En general, todos me fueron bastante bien. [Poniéndose el primer albornoz que ha visto] Cada uno duraba tres horas, pero, por supuesto, nadie las necesitaba todas. Si exceptuamos a mi amigo y colega José, que aprovecha esos 180 minutos y otros treinta más si puede. Sin embargo, el control de Teatro ¡llenó todo segundo que podía ocupar y más! [Guardándose las primeras prendas de ropa que ha encontrado] Incluso se me agarrotó la mano, pobre diestra mía, del esfuerzo. Y eso no es todo, ¡no! Para más inri, pese a que nos había dado una serie de preguntas largas de la cual extraería unas cuantas para el susodicho, la primera pregunta ¡era nueva! ¡Grrr! ¡Y yo que me las había preparado todas y cada una!
HD - [Aburrido]
Y - La maldije pródigamente para mis adentros mientras la contestaba, continué con las que sí habíamos preparado y para cuando me quise dar cuenta no sentía las articulaciones ni de los dedos ni de la palma de la mano. Al moverla me invadía aquel dolor que todo estudiante debe de conocer sobradamente. Era, no obstante, algo de lo que no podía ocuparme en ese momento, porque de repente, sin comerlo ni beberlo, habían pasado dos horas y media y yo todavía estaba enfrascada en la última pregunta. ¡Qué frenesí alcanzó mi bolígrafo en tal situación! [Se va acercando]
Me concentré tanto, que incluso cuando a Candy, que estaba sentada detrás de mí, se le cayó una hoja y me pinchó con sus uñas por detrás para que se la recogiera, no me di cuenta de lo primero e ignoré olímpicamente lo segundo. En su segundo intento pinchándome agité la mano como si fuera una mosca para que me dejara en paz, perdí la concentración y ya no sabía por qué línea iba. Imagínate qué bochorno, qué culpabilidad, desconocido de la pistola, cuando la vi ante mí recogiendo la dichosa hoja. [Y, finalmente, apoya el pie donde el húmedo desconocido apoya el codo] ¡Uif!
Me concentré tanto, que incluso cuando a Candy, que estaba sentada detrás de mí, se le cayó una hoja y me pinchó con sus uñas por detrás para que se la recogiera, no me di cuenta de lo primero e ignoré olímpicamente lo segundo. En su segundo intento pinchándome agité la mano como si fuera una mosca para que me dejara en paz, perdí la concentración y ya no sabía por qué línea iba. Imagínate qué bochorno, qué culpabilidad, desconocido de la pistola, cuando la vi ante mí recogiendo la dichosa hoja. [Y, finalmente, apoya el pie donde el húmedo desconocido apoya el codo] ¡Uif!
HD - [Abre la boca]
Y - [Mano arriba] No, ni te molestes. ¿Vas a decirme que te has equivocado de cuarto? ¿Vas a decirme que me he equivocado yo? No gastes saliva: no te vale la pena. Solo sé que por muy consciente que sea de la ironía que implica que una mujer que se encuentra a un húmedo desconocido en su bañera con una pistola a su diestra se ponga a charlar alegremente con él le diga esto al susodicho, como extra... [Inclinándose] ¡Eres un descarado!
HD - [Cierra la boca]
Y - [Coge la pistola y sale pies para qué os quiero]
HD - ¡!
Y - [Abre, cierra y atranca las sucesivas puertas de la pequeña habitación]
HD - [Se oye un ¡chop!]
Y - [Poniendo pies en polvorosa por los pasillos] ¡No es una pistola del amor-amor, pero...! Quizá me sea útil.
Siete minutos de carreras después, en el restaurante...
Y - ¿Quién quiere ver pasar las horas envuelta en unas vaporosas, aromáticas, calientes... ¡pero no tan fantásticas ni tan relajantísimas! aguas termales al aire libre o en un baño privado no tan calmo y menos privado aún pudiendo disfrutar de la oferta "come cuanto puedas y más" del buen restaurante del balneario después de todo un día sin comer, camarera?
Camarera pálida y ojerosa - [A juzgar por su expresión, enloquecidamente aterrada] ¡Por favor, no me hable!
Y - ¡Tch! ¡Y yo que iba a contarte alguna anécdota! Bah. No me importa: después de cuatro horas de hidratación pasiva en el agua me como lo que sea. [Ofreciéndole la carta]
Camarera - [Quitándosela de las manos de mala manera para marcharse con viento fresco]
Y - De qué servicio tan estupendo dispone este lugar.
Camarera - [Vuelve con el plato, se lo lanza a la mesa y se da media vuelta, alejándose al trote]
Y - Aunque he de reconocer que la velocidad es excelente.
Voy a morirme de hambre.
Y - ...buenas tardes, Kao.
Kao - [Agitando el rabo] Yukino-san no debería ser tan perspicaz.
Y - Ni tú tan inútil con el camuflaje. [Quitándole el huevo de encima] Con lo que me gustan los huevos...
Nánana - ¡Ah! [Cuya estrecha sonrisa se expande como una luna creciente desde su quizá inesperada aparición] ¿Ya estás entonando indecencias? No se te puede dejar ni un momento~.
Kao - [Salta]
Y - ¡Mira quien se ha sentado frente a mí! ¿Qué haces tú aquí? ¿Cómo nos has encontrado? ¿Quién te a traído, puesto que alguien debe de haber sido ya que tu perezoso cuerpo es incapaz de traerte a cualquier parte por sí mismo? Más importante, ¿no tienes el menor aprecio por tu vida? Esta pequeña que ahora aprieto contra mi pecho con toda la fuerza de que son capaces estos brazos míos que la envuelven ha saltado directa a tu yugular con esa boca de tiburón bien abierta. Y es algo terrible, que lo sepas. Hace unos meses, a mi anciano perro le mordió un sucio San Bernardo de un año y tuvieron que abrirle la herida y cosérsela para que no se le infectara. ¡Qué semana más terrible!
Nánana - ¡Héroe!
Y - ¡No me adules!
Nánana - ¿Cómo podría permitirme desaprovechar la gama de posibilidades que mi amiguita ofrece a mi arte plástico? [Llevándose la mano al cuello, desvía la mirada] Con todo lo que he mirado y remirado junto a ti. Qué desperdicio de diversión visual tan grande cometería...
Y - Muy rápido te has acostumbrado tú al alborotado ritmo de vida de este mi Otaku Hen.
Kao - Nánana.
Nánana y Y - ¡!
Kao - Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana...
Nánana - [Tic en ceja] Hay cosas a las que no me acostumbro...
Y - [Sudor] Lo peor es que no sé si me acaba de gustar que insista tanto en pronunciar otro nombre...
Nánana - [Tirantes sonrisas sempiternas] La temperatura de este mes de estío no se corresponde con la que cabe esperar de dicha estación, ¿no es así?
Y - ¡!
Nánana - ¿Qué?
Kao - ...Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana...
Y - En ocasiones olvido que eres capaz de hablar como toda una "señorita"... cuando estás nerviosa. ¡Pero sí, hace un frío...! ¿De verdad estamos a finales de junio? ¡No hemos podido ir a la playa en toda la semana que llevamos en Andalucía! Exceptuando ayer sábado, día en el que pese a la fría brisa que nos hacía dudar fuimos a la playa de la Alcaidesa, me dije "¡qué demonios!" y me sumergí en las aguas revueltas por el levante. Pero no importa, porque... ¡oye, no te bebas mi zumo!
Nánana - [Caso omiso] ¡Continúa, continúa!
Y - ¡Tch! Me he convertido en la portavoz de los modificadores oracionales (MO) en Gramática Descriptiva, ¿sabes? Aunque quizá sea más acertado decir que me convertí, dado que ya he finalizado el curso completo de esa asignatura, y satisfactoriamente, debo añadir. Renuncié a los ses porque no acababan de entrarme en la cabeza, ¡pero los MO...! ¡Adoro los MO! ¡Son tan sencillos, tan fáciles de comprender! Supongo que en estas preferencias se nota que soy una mujer práctica. Hum, debería explicar someramente lo que es un modificador oracional.
Los modificadores oracionales son palabras que se utilizan para modificar toda la oración, como su nombre indica. Pueden distinguirse fácilmente, dado que en su mayoría preceden a la oración y en el 99,5% de los casos están separados del enunciado por una coma. Puesto que un ejemplo siempre es más ilustrativo, he aquí uno: Afortunadamente, Yukino ya va por la mitad de la entrada de hoy. En este caso, se trata de un MO de adverbio del modus cuya información consiste en dar la opinión que alberga el emisor respecto a toda la oración.
Kao - ...Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana...
Y - Hay diversos tipos de MO: del modus, orientados al sujeto, etc. Pero, sin duda, mi preferido entre los preferidos es el Adjunto Libre. Si los MO me convirtieron en su reina en la clase y entre mis amigos y colegas, los Adjuntos Libres me coronaron como su emperatriz, ¡porque jamás los dejé escapar!
La primera vez que corregimos un ejercicio de MO en clase, la profesora recitaba cada una de las frases e, inmediatamente después, yo contestaba por todos "¡MO del modus! ¡Orientado al sujeto! ¡Performativo...!". Una vez corregido, habiendo comprobado yo, triunfante, victoriosa y encantada de la vida, que tenía un 10/10 en el ejercicio, consciente también de que había acaparado las respuestas y sin asomo de remordimiento en mis mientes por ello, la profesora concluyó: "Bueno, por lo menos sabemos que Yukino lo tiene claro".
La primera vez que corregimos un ejercicio de MO en clase, la profesora recitaba cada una de las frases e, inmediatamente después, yo contestaba por todos "¡MO del modus! ¡Orientado al sujeto! ¡Performativo...!". Una vez corregido, habiendo comprobado yo, triunfante, victoriosa y encantada de la vida, que tenía un 10/10 en el ejercicio, consciente también de que había acaparado las respuestas y sin asomo de remordimiento en mis mientes por ello, la profesora concluyó: "Bueno, por lo menos sabemos que Yukino lo tiene claro".
El día en el que tuvimos la siguiente clase con el siguiente ejercicio de MO comenzó igual, con la diferencia de que llevábamos tres oraciones de Adjuntos Libres a las que había contestado con un tonito propio (por lo visto) de una niña chica entusiasmada que hizo reír a toda la clase y, en especial, a nuestra profesora y a mis amigos José y Héctor, que estaban partiéndose de risa a mi lado. ¡Qué lástima no poder reproducir el tono por escrito!
¡Adjunto Libre!
Nánana - [Tapándose los oídos, sin dejar de esbozar su imperecedera sonrisa]
Y - Esta penúltima me dijo alegremente: "Yukino, ya sabemos que dominas esto, pero dale una oportunidad a los demás para contestar". Fui obediente, ¡oh, qué propio de mí!, y cuando acabó de recitar el siguiente enunciado esperé unos segundos... ¡y contestó otro! No pude reprimir un "Oooh..." de pura decepción al que Héctor quiso sofocar consolándome con abracitos mientras se reía (¡este hombre toca muchísimo! XD).
Justo después, se enunció la siguiente oración, a la que contestó otro. ¡Qué crispación! Y la siguiente era el último Adjunto Libre del ejercicio. Como los Adjuntos Libres son míos y solo míos, sobre todo en aquel soleado día en el que solo los había contestado yo, nada más escuchar cómo la profe llegaba al punto y final de la frase exclamé con mi vocecita ilusionada: "¡Adjunto Libre!". Risotadas generales. Héctor me susurró, más alto de lo debido: "Si no lo dices revientas, ¿eh?". Evidentemente. Poco después me confesó que quería grabarme y ponerse mi "¡Adjunto Libre!" de despertador.
Justo después, se enunció la siguiente oración, a la que contestó otro. ¡Qué crispación! Y la siguiente era el último Adjunto Libre del ejercicio. Como los Adjuntos Libres son míos y solo míos, sobre todo en aquel soleado día en el que solo los había contestado yo, nada más escuchar cómo la profe llegaba al punto y final de la frase exclamé con mi vocecita ilusionada: "¡Adjunto Libre!". Risotadas generales. Héctor me susurró, más alto de lo debido: "Si no lo dices revientas, ¿eh?". Evidentemente. Poco después me confesó que quería grabarme y ponerse mi "¡Adjunto Libre!" de despertador.
Como iba diciendo, los modificadores oracionales asaltaron mi corazón y se adueñaron del ventrículo que contenía la primera posición en la escala de mi favoritismo y de mis preferencias en los diferentes contenidos de la materia. ¡Quién me iba a decir a mí que me lo pasaría tan bien en una asignatura como Gramática! Me gustaron y los dominaba hasta tal punto, que Héctor asegura que me haré profesora únicamente para enseñar los MO en una asignatura anual, alargándolos lo indecible, como por ejemplo tal que así: "Ya en la Prehistoria, existían los modificadores oracionales. Cuando un mono decía Ah, uh, el ah modificaba a todo el uh...".
Los socarrones de mis compañeros, en la charla que mantuvimos minutos antes del examen porque habíamos llegado pronto y estábamos de buen humor, me acusaron de ser la favorita de la profe cuando les dije que los MO eran facilísimos y que esperaba que hubiera muchos de los mismos y pocos ses. Ellos lo preferían a la inversa y argumentaron en mi contra, al asegurarles que a mi parecer eran lo más sencillo de la asignatura y que no creía que la profe fuera a ser tan mala como para poner muchos ses complicados, que "¡claro! ¡Si es que tú eres su favorita!". ¡Jum! ¡El examen, cuyas preguntas concedieron mi deseo a medias (pocos MO y pocos ses), demostró que, al final, tenía más razón que una santa!
Kao - ...Nánana, Nánana, Nánana, Nánana, Nánana...
Y - ¡Ya está bien! [¡Arriba!]
Nánana - [Despidiéndose de su amiguita con la mano, se apropia simultáneamente de la comida que no le era propia]
Y - [A paso firme por los pasillos una vez más]
¡Vuelta a las termas!
Zona femenina
Zona femenina
Un tembloroso y extrañamente tapadísimo y abrigadísimo Yui - [Por varias razones] ¡Yuki-sensei!
Y - [Arrojando la mala imitación de perro parlante al agua cual pelota de béisbol]
Kao - [Pataleando y girando sobre sí misma en el aire] ...¡Yukino-san, Yukino-san, Yukino-san, Yukino-san...!
¡Plop!
Yui - ¿¡Yuki-sensei?!
¡No pienso dar explicaciones!
Yui - [De bruces en el suelo mojado, llevándose la mano a la herida en un gesto extremadamente masculino] ¡¡Yuki-sen!!
Y - [Ocupada extrayendo la pistola del sin amor-amor de una manga]
Yui - ¿¡Q-q-q-q-qu...?!
Y - ¿Qué? Oh, sí, la anécdota de la feria de abril. Bien, no me quiero entretener mucho con ello. [Comprobando si el arma está cargada] Íbamos Bestia Parda, su hermana, un primo suyo y una servidora en tranvía, hacia la Vila Olímpica, donde nos reuniríamos con los restantes miembros del grupo.
Resulta que la hermana de mi amiga se había dejado en casa el billete de metro y decidió colarse. ¡Craso error! Porque a los escasos diez minutos que pasaron desde que nos subimos a ese transporte público subió un revisor, acompañado por otro policía con un Pastor Alemán, que nos pidió los billetes y comprobó si los habíamos utilizado hacía poco.
Por supuesto, como ella no tenía billete que ofrecerle, nos tocó bajarnos en la siguiente parada, facilitarle datos tales como el DNI, del que también carecía dado que también se lo había dejado olvidado... en resumen, al final aquel primo suyo terminó pagando la multa de 50 €.
Resulta que la hermana de mi amiga se había dejado en casa el billete de metro y decidió colarse. ¡Craso error! Porque a los escasos diez minutos que pasaron desde que nos subimos a ese transporte público subió un revisor, acompañado por otro policía con un Pastor Alemán, que nos pidió los billetes y comprobó si los habíamos utilizado hacía poco.
Por supuesto, como ella no tenía billete que ofrecerle, nos tocó bajarnos en la siguiente parada, facilitarle datos tales como el DNI, del que también carecía dado que también se lo había dejado olvidado... en resumen, al final aquel primo suyo terminó pagando la multa de 50 €.
Yui - ¡N-no, yo no me...! Espera, ¿¡eso es todo?!
Y - [Examinándola de arriba abajo, escudriñándola con sus indagadores ojos] Llegamos a la feria y pasamos por todos los tenderetes. Al igual que el año pasado, fuimos a montarnos a los toros una vez y tres a los coches de choque, pero a diferencia del mismo, nos montamos en la noria, una atracción a la que no volveré a subir con compañía en el caso remoto de que quiera repetir la experiencia: lo pasé francamente mal.
No solo era la primera vez que me subía a la susodicha, sino que tuve que soportar lo indecible debido, únicamente, a que el vaivén de esa dichosa cabina me tenía amedrentada. No me provocan un especial pavor las alturas, pero estar encerrada en un cesto colgado de unos cacharros chirriantes con una niña revoltosa que no para de moverse de aquí para allá y otras cuantas personas desconsideradas que la secundan, la imitan y para más inri no cesan de burlarse de mi persona por tener algo de sentido común y algo de espanto sumamente lógico no es precisamente mi ideal de seguridad, ni mucho menos de una velada agradable.
¡Qué horror! ¡Qué falta de equilibrio! ¡Cómo se inclinaba! Y la hermana de Bestia Parda y una de las novias de esos primos suyos, ¡venga a cambiar de asiento...! Con una podía, bastaba con ocupar su sitio aunque eso supusiera que no pudiera aferrarme al brazo de mi amiga, ¡pero la otra...! Al final entraron en razón y dieron su brazo a torcer mientras mi congoja se acrecentaba con cada nuevo giro de la noria justo cuando paladeaba el alivio de bajar a suelo firme.
Bestia Parda y yo decidimos montarnos, además, en una montaña rusa infantil, cuyo motivo principal era el tema del gato y el ratón. Los carritos eran ratones que subían, bajaban y daban vueltas hasta llegar al gran final de las fauces del gato, que repetía una y otra vez, con cada ratón que devoraba, una frase que llegó a hartarme, algo semejante a...: "[Risa malvada], te voy a comer". ¡Qué redundante! Pero a Bestia Parda y a mí nos gustó tanto que repetimos una segunda vez. Y así, entre risas y mareos, acabamos el día.
No solo era la primera vez que me subía a la susodicha, sino que tuve que soportar lo indecible debido, únicamente, a que el vaivén de esa dichosa cabina me tenía amedrentada. No me provocan un especial pavor las alturas, pero estar encerrada en un cesto colgado de unos cacharros chirriantes con una niña revoltosa que no para de moverse de aquí para allá y otras cuantas personas desconsideradas que la secundan, la imitan y para más inri no cesan de burlarse de mi persona por tener algo de sentido común y algo de espanto sumamente lógico no es precisamente mi ideal de seguridad, ni mucho menos de una velada agradable.
¡Qué horror! ¡Qué falta de equilibrio! ¡Cómo se inclinaba! Y la hermana de Bestia Parda y una de las novias de esos primos suyos, ¡venga a cambiar de asiento...! Con una podía, bastaba con ocupar su sitio aunque eso supusiera que no pudiera aferrarme al brazo de mi amiga, ¡pero la otra...! Al final entraron en razón y dieron su brazo a torcer mientras mi congoja se acrecentaba con cada nuevo giro de la noria justo cuando paladeaba el alivio de bajar a suelo firme.
Bestia Parda y yo decidimos montarnos, además, en una montaña rusa infantil, cuyo motivo principal era el tema del gato y el ratón. Los carritos eran ratones que subían, bajaban y daban vueltas hasta llegar al gran final de las fauces del gato, que repetía una y otra vez, con cada ratón que devoraba, una frase que llegó a hartarme, algo semejante a...: "[Risa malvada], te voy a comer". ¡Qué redundante! Pero a Bestia Parda y a mí nos gustó tanto que repetimos una segunda vez. Y así, entre risas y mareos, acabamos el día.
Yui - ¿¡Es que disfrutas atormentándome?!
Y - Evidentemente. [Apunta]
Yui - ¡Hiiiii...! [Se tapa los oídos]
Recepcionista - ¿¡Qué está pasando aquí?!
Y - [Le quita el seguro]
¡Bang, bang, bang, requete-bang!
Agua - [Agitada]
Horrorizado recepcionista - [Otro de bruces al suelo]
Yui - [El corazón a mil por hora, las manos presionando el esternón en un vano intento de aplacarlo] ╥^╥
Y - [Devorando, con sus ávidas pupilas, cuanto les sucede a estos dos individuos a sus pies] ...se ha callado.
Yui - ¿¡Esa es tu justificación?!
Y - ...por lo menos, se ha callado.
Yui - ¡No me bast...! [Ahogándose] Af, ah, ¡aghhf...! Necesito un descanso...
Y - [Ignorándolo, se acerca y se agacha ante el recepcionista]
Recepcionista - [Alejándose a gatas]
Y - [Acercándose en cuclillas]
Recepcionista - [Alejándose]
Y - [Acercándose]
Recepcionista - [Se aleja]
Y - [Se acerca]
Recepcionista - [De espaldas al muro] ¿¡Qué quieres?!
Y - [Rebusca en su otra manga]
Recepcionista - ¡HIIIII...!
Pico billete.