lunes, 30 de enero de 2017

Brillante 27 - Pájaro que trina


Es irritante ir a capitulito por mes, así estoy intentando mejorar. En estos momentos de mi vida en que no sé qué hacer con ella no siempre es fácil organizarse con los escritos. ¡Ojalá me pagasen por esto y no tuviera que preocuparme por las facturas! Por suerte, vosotras que estáis leyendo estas líneas, lectoras fieles, estáis cargadas de paciencia. ¡Os quiero, conocidas y desconocidas!

En fin: tras dos capítulos más tranquilitos para variar en la agitada vida de nuestra Leona hemos descubierto que su tapadera de emergencia es la de una viuda reciente con moretones para nada sospechosos que se entreven a través de su grisáceo velo, madre de dos niños muy pillos. ¿Pero esta tapadera está hecha para durar?

Por la boca muere el pez,
por el pico canta el que acaba por perder.

Acoger bajo mi ala a los mellizos y fingir que éramos madre e hijos fue fácil, aunque no nos pareciéramos ni en el blanco de los ojos. Lo difícil fue... la maternidad. Tanto, que los demás puentes que hemos cruzado se me antojan contratiempos insignificantes. Y eso que mis niños son buenos y obedientes y exasperantemente callados, pero albergan una rebeldía dentro que no me da tregua.

El primer día, cuando conocí a Saint John y este tuvo la cortesía de informarme religiosamente de que llegábamos un par de siglos tarde para acogernos a sagrado y ya de paso de complicarme automáticamente el asunto: nada comparado con intentar que Chop cene acelgas. Intentar.

¿Poco después, cuando hubo que conocer a la madre superiora e interpretar el páripe más lacrimógeno que imaginarse pueda? Hinqué codos tres días hasta recabar el conmovedor perfil idóneo que calentara ese sufrido cubito de hielo que habitara el costillar de la dama dedicada a las almas perdidas de Whitechapel. Y hasta practiqué delante del espejo. Pues un guijarro en el zapato comparado con pretender ponerle una pluma entre los dedos a Chip. Ese día tragué tinta.

Por no hablar de la dieta a base de gachas sin sustancia... la degluto con gusto y sin picatostes que lo alegren siquiera con tal de no volver a meterlos en una bañera. Cosa a la que me inclino si ella me salva de lo peor de lo peor, de lo que supera todos y cada uno de los puentes de rabiosa actualidad y, no huelga decirlo, hasta los intentos de asesinato. Bienvenido sea el tercero si ello me libra ¡de los piojos!

Aaaah, maldita sea, estos victorianos están locos. ¡Pues no me parto el alma con Gertrudis para desparasitar las melenas de mis niños y en el convento me los vuelven a pillar los muy pillos! Hábitos antihigiénicos que no hay quién les arranque, me han quitado la fobia micróbica a mugriento golpe de choque. ¿Pero qué se les ocurre a las esposas de Dios? Raparlos a cero y lavarles la testa con petróleo. Menos mal que una viene de los colegios del siglo XXI.

Sin embargo, los mellizos están hechos para darme una de cal y otra de arena. Dividirán su determinación en blanco y negro, pero se reparten la tozudez: Chop no acepta acelgas, Chip las come por dos. Chip no coge una pluma ni borracha, Chop ya sabe escribir su nombre en letra temblona. Ninguno soporta la higiene básica, pero uno se deja sobornar y a la otra logré convencerla enseñándole la técnica ancestral del ladrillo en el bolsito.

Aquel día de la calma pre-tempestad, como de costumbre, me daban para muestra un botón. La noche anterior había llovido, dejando las calles de Whitechapel lo suficientemente derretidas como para encharcar la gruesa capa de nieve. Una gota de belleza en el Támesis urbano. Chip encabezaba la marcha saltando de charco en charco, sujetándose las falsas con las puntas de los dedos, bamboleando el bolsito enladrillado que llevaba al codo, llenándose las botas de barro medio descongelado, mientras Chop iba cogido de mi mano modosito y calmado. Los tres fingíamos fumar echando el hálito neblinoso por la boca y las fosas nasales.

- Tú tienes la piel blanca como la nieve y los labios rojos como la sangre y el pelo negro como la noche, ¿vendrán a matarte? - me preguntaba Chop, que como yo era fanático de los cuentos de hadas y le sobraba curiosidad.

- Puede, pero no por el cromatismo. Piensa que solo la más bella del reino puede tener esos colores sin parecer simple y llanamente enferma. - le contestaba con mis labios rojos de puro cortados, que no había pintalabios ni bufanda ni velo que protegiera contra esos vientos - Así que solo la más bella del reino corre esos riesgos.

- Pero no te comerás manzanas, ¿verdad que no? - apretón de manita.

- Si me los ofrece un desconocido sospechoso, no. - apretón devuelto.

Ahí Chip, crispada y sin dirigirme la mirada de tan centrada en la de su hermanito (quien prefería mirarme la mano entrelazada con la suya), nos salpicó enteros de una traicionera patada.

- ¡No seas bobo, Leo era un desconocido! ¡Ataúlfo!

Chip emplea nombres propios que más que nombre son una venganza para insultar y pasar desapercibida. Soy una pésima influencia.

Cuando llegamos al patio la muchedumbre ya había colapsado los mejores sitios, para mi regocijo y para refunfuño de Chip, quien no tardó en recalcar por enésima vez que deberíamos de haber salido antes. Chop, callado como un muerto. Bien sabía él de mi premeditación y alevosía vistiéndome "deprisa". Si estaba ahí era única y exclusivamente porque se habían ganado un capricho. Quién me iba a decir a mí que eligirían precisamente este.

Una boda, un entierro o una ejecución se aplaudían de la misma forma en Londres, y aquella nublada mañana de enero no hubo mejor modo de pasar el tiempo que acudir al ajusticiamiento público de la semana. Esto es lo que pasa cuando no tienes tele ni cerveza y la gente es analfabeta, que no saben cómo entretenerse. Solo esperaba que la soga le partiese el cuello rapidito.

Mi nena de mejillas coloradas como manzanas se zambulló por entre los bultos espero que por lo menos calientes del gentío, chillando alborozoda. Chop me apretaba la mano con fuerza como quien comprueba que sus dedos entumecidos siguen en su sitio. Miraba fijamente por donde había desaparecido su hermana, que lo entreví por entre el velo y los copos de nieve que a la tela se adherían.

Tan entretenida estaba contemplando cómo contemplaba mi niño que ni reparé en la sombra gris que se aproximaba hacia mí. Tanto que le dio hasta tiempo a ¡zas! Palmearme el hombro, reintegrándome en el club del casi ictus. Si es que este velo bien sirve de anteojo de caballos.

- Doña Leonor. - saludó con alegre retintín la sombra, que resultó ser una monja. Creo que una sonrisilla le adornaba el rostro y un ligero brillo pintaba de calidez sus ojos.

Debía de ser una de las hermanas del convento. Ahora bien, ¿cuál de ellas? No es que mantuviera una estrecha relación con susodichas habitantas. En realidad, gracias a los niños (y un poquito gracias a mí) disponíamos de celda propia desde el tercer día, así que ellas iban a lo suyo y nosotros a lo nuestro. ¿Cuál sería? Era especialmente pálida... no es un rasgo distintivo. Era cejijunta... no es un rasgo distintivo. Nariz aguileña... como buscar paja entre paja. Solo me restaba el comodín.

- Hermana, ¿cómo está usted? Bien sin duda alguna: resplandece con la tibia luz de la mañana. - sor sonrisa desaparecida. Aich, que era una doña. He... he sido un don Juan demasiados meses, no me juzgues, lector - Hace buen día... para tratarse de Inglaterra.

Aún a día de hoy sigo sin recordar una sola cara concreta de las moradoras del convento, salvo la arrugada faz de la madre superiora. Para mis adentros las llamo sor Citroën.

Parecía que la sor Citroën presente estaba aburrida pese a que claramente había venido en beatífico grupo, Chop no dejaba de señalarme las ocho o nueve piadosas monjitas que se apretujaban unas filas más adelante para disfrutar del inminente espectáculo,  así que le pregunté educadamente por qué se había acercado.

- Parecía usted aburrida, doña. - mira tú por dónde - ¿Le... parece adecuado traer aquí a sus hijos?

Qué graciosa, eso estaba lleno de niños. ¡Aaaah! ¡Venía a aleccionarme!

- ¿Le... parece adecuado asistir a estos actos dada su profesión?

Creo que me puso ojos espantados, y digo creo porque entre la visibilidad parcial acaparada dicho sea de paso por la nariz superlativa frente a mí, los rítmicos apretones de Chop y el barullo circundante... Lo único que sé seguro es que anidaba en mí el imperioso deseo de espetarle que los mellizos se habían ganado el premio recabando chantajes más que suculentos en el confesionario, luego no solo los trapos sucios de los aristócratas pudientes estaban a mi disposición.

- Nosotras estamos aquí por nuestra profesión. - replicó, no sin antes sacarme pecho, que ahora que lo pienso no se sabía muy bien si tendría con ese hábito tan grueso - Es nuestro deber prestar consuelo al alma de este pecador, tal y como dicta nuestro Señor y ejemplifica por verbo y acto el padre Rivers. - se atusó el hábito, muy digna - Española tenía que ser... -concluyó por lo bajini.

¿Para qué ser sutil cuando el velo te permite sacarle la lengua al personal sin que te chisten? Esos nobles señores no solo son asiduos de las sesenta y dos casas de tolerancia, esposa de Jesús metomen... ostras perleras, ¿había dicho...? ¿El condenado era católico? ¿¡Saint John estaba ahí?! ¡Y en nuestro día libre!

Ni que decir tiene que tanto Chop como yo sacudimos las cabezas de lado a lado en su busca, durante dos segundos fuimos el dúo paralelo. Sor Citroën echó humo helado por las amplias fosas nasales justo cuando una yaya cercana que por lo visto había estado pegando la oreja mencionó que todavía debía de estar dando la extrema unción. Fue en ese instante cuando caí en la cuenta de que las religiosas presentes pertenecían al club de fans del párroco.

También caí en que tanto esfuerzo en no ser ni lo suficientemente pobre como para que me echaran a la calle ni lo suficientemente rica para que me atracasen por ella de nada había servido para evitar ni mitigar siquiera que una joven viuda que pasa demasiado tiempo en la iglesia del sex-symbol de Whitechapel diera qué hablar.

Y por último pero no por ello menos importante ni por asomo, fue justo en ese milisegundo de revelaciones cuando el rabillo del ojo captó entre el público lo que no me podía creer. No, más bien, me negaba en redondo. Habría sido un espejismo formado por la muchedumbre y la poca visibilidad entre nieve y tela sobre la cabeza, a una le engañan los ojos, ¡solo tenía que ser valiente y mirar del derecho...! Madremíademivida, allí estaban.

La familia Smithy. Al completo.

¿Recuerdas que unos párrafos arriba te comentaba, lector avizor, que una boda, un entierro o una ejecución se aplaudían de la misma forma en Londres? Pues no era infrecuente que las familias salieran del barrio para asistir al que tocase. Ay. Ay, ay, ay.

- ¿Sabes qué, Chop? Vamos a reunirnos con tu hermana, que no es buena idea dejarla sola. - a Chop se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja.

Pero sor Citröen se interponía en nuestro camino.

- ¿Por qué íbamos si no a someternos a semejante calvario con el día que... con lo poco cristiano que es tenerla muerte por esparcimiento, doña? Dígamelo usted, dígamelo.

- No la juzgo, hermana. - y quise pasar.

No nos dejó.

- ¿¡Insinúa que yo sí?!

¡Hija de...!

- Déjela, hermana, ¿con qué se van a entretener si no los pobres? - intervino una voz masculina.

- Eso, eso, ¿q'hacemos si no, amargarnos con lo' muerto', la cólera o la lepra con que no' atosigan lo' diario'? - entró a trapo otra.

- Si lo único interesante del periódico es ese mensaje misterioso que lleva cinco días saliendo. - opinó el vendedor de cirios, un hombre gordo y barbudo al que ya tenía visto.

Yo intentando aprovechar la cháchara para colarme entre los apretujados. Acababa de salir el condenado y la algarabía había evolucionado a vítores y abucheos.

- ¡Por fin!

- ¡Ya ves! ¿A quién le importa un artículo en gaélico pudiendo ver esto?

Quieta parada. Chop: tirón y apretón, tirón y apretón. Había dicho... lo había dicho, lo había oído.

- ¿¡Gaélico?!

...grité. No pude evitarlo. A ver, ¡esto no es culpa mía! ¡Yo no quería esto! El señor, quien fuera, un simple bulto más, se giró hacia mí anonadado.

- Sí... - me acababa de ganar el sambenito de histérica - Quién sea ha untado bien a los del diario.

Me llevé la mano a la frente, donde bullían las conexiones neuronales. En gaélico. En gaélico. Trent es escocés. Trent me dijo que cuando fuese seguro volver yo lo sabría. ¿Trent cree que sé gaélico? No puede ser, porque nunca me lo ha comentado... el traducelotodoinaitor. El hijo de Cristóbal del traducelotodoinaitor. ¿¡Me había estado diciendo palabras de amor en gaélico y yo perdiéndomelo? ¡Cinco días! Maldita sea, maldita, maldita, maldita...

Unos dedos largos y delgados me agarraron por la muñeca. El crujido de la trampilla era ensordecedor la centésima de segundo en que caía, como la esperanza del condenado.

- Esa voz... ¡es inconfundible! - ojos como centellas.

Déjame en paz, Amanda, déjame en paz.

Continuará...

¡Espero que os haya gustado! Me ha quedado largo, lo sé. Pero así se compensa un poco la espera, ¿no?

¡Sherlock regresará...!

2 comentarios:

  1. Lo malo de que hablemos tanto es que después no se me ocurre nada que comentar que no te haya dicho ya, así que perdona si en algunas cosas me repito xDD

    Me encanta cómo describes el día a día como figura maternal de dos niños que se las saben todas xDD En particular me encanta la conclusión sobre ello: "Dividirán su determinación en blanco y negro, pero se reparten la tozudez: Chop no acepta acelgas, Chip las come por dos. Chip no coge una pluma ni borracha, Chop ya sabe escribir su nombre en letra temblona. Ninguno soporta la higiene básica, pero uno se deja sobornar y a la otra logré convencerla enseñándole la técnica ancestral del ladrillo en el bolsito.". Y no me extraña que Chip se haya dejado convencer, la técnica del ladrillo es seguramente lo segundo más útil que has llevado a ese siglo. Lo más útil dejo a tu imaginación qué puede ser xDDD

    Ay, mira, que me como a los mellizos! Soy muy fan de Chip, en serio xDD

    Esto: "Esto es lo que pasa cuando no tienes tele ni cerveza y la gente es analfabeta, que no saben cómo entretenerse". Diosismo puro xDD Me encanta xD

    Me encanta la conversación con la monja xDD Sor Citroën... xDDD

    APARICIÓN DE LA FAMILIA SMITHY! Mi fangirl interna (y bastante externa) chillando histéricamente xDD Jo, los echaba de menos. Casi tanto como al tren de Trent xD Y espero ansiosa al puro DrAmanda que se avecina *se frota las manos* Y también a ver qué pasa con el gaélico y con Trent. Y a la liada que se pueda originar con Chip y Chop. Y... vamos, que espero ansiosa el siguiente capi! *saca el látigo de "escribe, maldita!"* xDD



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    Respuestas
    1. Por mí te puedes repetir todo lo que quieras. XD

      Ya te digo, ¿qué hay más maternal que llevar a tus niños a ver un ahorcamiento victoriano? A juzgar por la de familias que había por ahí, nada. XD
      [Se muere de risa] QUÉ SERÁ, SERÁ, y qué color tan lila tendrá... XDD

      ¿Y Chop, con lo tiernoso que es? XD

      Ay, esa jerga extraña que me usas... XD

      [Flajelada] ¡Aich, aich! Ya me pongo, ya... >^<

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